Ingeniería es la carrera de la exactitud. Es por eso que al surgir cualquier duda en las operaciones se recurre a un ingeniero,pues quien mejor que él para saber que 1 + 1 = 2, y cuidadito de aquel se atreva a decir lo contrario, pues estaría cometiendo un error imperdonable. Sin embargo es aquí donde al dejar que sea Dios el que maneje los números las cosas ya no son tan lógicas como hemos estado acostumbrados.

Si estamos tan seguros que cualquier número multiplicado por cero da como resultado cero ¿cómo se atreve Dios a decir que multiplicará las fuerzas del que no tiene ninguna? Sencillo: Él hace todo de la nada; o ¿cómo es que uno puede derrotar a mil y dos a diez mil? Fácil: su forma de manejar los números es distinta a la nuestra. Él nos hace ver a lo largo de los distintos personajes de la Biblia que la sinergia es el modo más efectivo de alcanzar los objetivos individuales y colectivos de todos los involucrados.

Vemos a un Adán que con Eva fueron capaces de iniciar la superpoblación mundial que hoy vivimos. Se observa a un Moisés que en compañía de Aaron dirigieron 40 años a un pueblo entero a lo largo del desierto. Está Josué que en compañía de Caleb dirigieron al pueblo israelita a la conquista de la tierra prometida. Y un grupo de 12 hombres comandados por un carpintero que supieron transformar y revolucionar el mundo. ¿Cuál fue la clave? No radicó en la igualdad de pensamientos sino de objetivos, su fortaleza no consistió en desarrollar sus igualdades sino en aprovechar sus diferencias.

Examinando esto me doy cuenta que el cariño que le tengo a mis amigos no ha surgido únicamente de las cosas comunes que tenemos, sino de aquellos puntos en los que diferimos y que sin lugar a dudas han contribuido al crecimiento mutuo como
personas y a lograr un nivel mayor en nuestra relación. Desarrollar esa capacidad de valorar las diferencias en las personas que nos rodean es un reto que todos tenemos planteado diariamente y que si logramos vencerlo recibiremos un fruto muy grande como recompensa