Hace algún tiempo leí el libro “David y Goliat” de Malcom… en una perspectiva por demás interesante, el autor hace ver que la victoria del pequeño pastor no debe sorprendernos tanto como lo hemos venido procesando durante mucho tiempo. La justificación que brinda … radica en una palabra: Estrategia. David planeó, ejecutó y llevó a su término una estrategia en la cual era prácticamente imposible que pudiera perder.
Muchas años después, Warner Bros y Hollywood se encargaron de presentarnos una versión donde quién tenía, en apariencia, todas la probabilidades de perder salió triunfador: Batman vs. Superman. Independientemente del gusto y aprobación que cada uno de los espectadores le haya tenido a esta película, resulta muy interesante hacer el análisis de la confrontación central y épica entre los dos más emblemáticos héroes de DC Comics. El hombre de acero, proveniente de Kriptón, inquebrantable y catalogado por algunos expertos como el héroe más poderoso de todos los comics (incluyendo los de Marvel) se enfrentaba a … un ser humano. Sí, se trata de Batman, pero eso no quita que sea alguien que no posea en sí mismo ningún super poder. Es a través de inversiones de sus millones que Bruce Wayne que toda la versatilidad de ejecución del encapotado sale a flote.
La batalla pudiera parecer desigual, y al final de la misma ese desbalance se hace notorio: la estrategia vence al más fuerte. Superman llegó a pelear bajo la influencia de una emoción fuera de control, Batman desarrolló una estrategia. Superman apeló a su fuerza, Batman confió en la ejecución de una planificación.
Vez tras vez, tengo la triste experiencia de observar organizaciones que desgastan sus fuerzas en la inmediatez de los problemas cotidianos, sin llegar a dedicar tiempo a la planificación. Las emociones se vuelven descontroladas cuando la necesidad de un bombero que apague el fuego de los problemas cotidianos se presenta. El que no planifica tiene destinado, tarde o temprano, verse preso de la planificación de otro o de los inciertos resultados de su propia incertidumbre al actuar. Inicialmente recordamos que se nos fue dicho que el más grande se comería al más chico, luego se nos indicó que el más rápido le ganaría al más lento, hoy yo creo que la estrategia es quien vence al más fuerte.